La Infantilización de la SOCIEDAD
Una nueva idea me propuso Nacho
Ibarra para martirizar a mis alumnos y a
todos aquellos que quisieran leerme un rato.
LA INFANTILIZACIÓN DE LA
SOCIEDAD, guau, menudo tema.
Cuando uno trabaja de profesor en
un instituto tiende a perder, en algunos momentos, el sentido del tiempo. Y me explico.
Las
personas con otro perfil profesional tienen compañeros que les acompañan
durante un largo tránsito de tiempo, se conocen, intiman y envejecen juntos. No
tienen por qué estar toda la vida juntos, pero durante ese tiempo, la edad que uno
tiene se ve en proporción con la que el resto de sus compañeros. Si entraste
con 25 años a trabajar y tus compañeros tenían 35 y 52 años, al cabo de 10 años
tú tienes 35 años y por supuesto tus compañeros han pasado tener 45 y 62 años.
En un negocio como la EDUCACIÓN
eso es difícil.
Primero, porque tus compañeros
son una comunidad muy volátil. Tenemos definitivos, expectativas, en comisión,
interinos, desplazados y suplentes. Vamos, coincidir con un grupo más de 10 años
es de INSTITUTO CLÁSICO (de los de toda la vida) con plantillas muy
estables, pero en la Comunidad de Madrid eso no se prodiga.
Segundo, porque la clientela
siempre tiene entre 12-20 años. Eres un
profesor que vas envejeciendo a lo largo de los años y tus clientes
siempre tienen LA MISMA EDAD, LA MISMA ENERGÍA y por lo tanto te da muchos más
problemas.
Todo el mundo quiere comparar las
distintas generaciones que han pasado a lo largo de tu vida, las inquietudes
que tenían unos y otros, los temarios que cada uno estudiaba, así como las
asignaturas que se cursaron. Las distintas leyes que tuvimos y que comparamos,
los exámenes y pruebas que realizaron y los accesos que tuvieron que soportar.
Volví al tema que tenía
entre manos, buceé por internet y me gusto un artículo escrito por Manuel
Rodríguez Rivero llamado ” PETER PAN a los altares” cuyo enlace dejo a
continuación (pulsar)
Lo primero ver el cuadro que
describe la eterna juventud
Lucas Cranach el Viejo. Der Jungbrunnen, la Fuente de la juventud,
1546.
viendo el cuadro pensé que los humanos hemos perseguido “dos
milagros”.
La piedra filosofal que
convirtiera los metales básicos en ORO o PLATA, y el agua de la inmortalidad.
Esto último ni se sabe desde
cuando está presente en nuestra condición humana, pero ya CLEOPATRA se bañaba
en leche de burra para que su piel se mantuviera joven.
Y aquí empieza lo bueno. La literatura durante años buscó la eterna juventud, como vender el alma al diablo para conseguir la
inmortalidad, pero eso no funciona. Lo que si funciona es retrasar el paso a
persona ADULTA, permanecer el mayor tiempo posible en LA ADOLESCENCIA.
En esto consiste LA
INFANTILIZACIÓN DE LA SOCIEDAD. Una definición de la RAE diría: Adquisición de la sociedad de características propias de la infancia.
Pero ¿qué características?
Voy a mirarme a mí mismo. Soy una
persona de 50 años y pienso en mi abuelo con la misma edad. Repase fotos de
cuando yo nací, exactamente cuando él tenía 49 y lo primero que me viene a la
cabeza al ver dichas fotos es QUE VIEJO ES. Pero como puede tener
mi misma edad sí parece un anciano. Me vuelvo a mirar y empiezo a entender lo
que quiero escribir.
Con 50 años llevo una melena de
cuando iba a la Universidad, adornado mis orejas por ciertos piercing que me
acompañan desde la juventud y encima ahora acompaño mi cuerpo con tatuajes
conmemorativos de algún hecho especial. Cuido mi cuerpo con ejercicio físico
“casi” diario para mantenerme en el peso de mis mejores años y lo riego con
una dieta más equilibrada que nunca. Visto con ropa deportiva acorde a la edad
que quiero representar, que no es precisamente 50 años. Por suerte no he
necesitado de cirugía, pero llegado el caso no tendría problema en retocarme si
el resultado me quitara esos años que no quisiera tener.
Pero no soy el único. La mayoría
de la sociedad lo hace, por no decir TODOS LO HACEMOS.
Físicamente hago todo lo posible
por no envejecer, pero también mentalmente.
Ahí es donde la sociedad se ha
infantilizado.
NADIE QUIERE TOMAR
RESPONSABILIDADES DE LA VIDA ADULTA, NADIE. Y por eso seguimos en la infancia,
cuando nuestros padres eran los encargados de resolvernos la papeleta.
Cuanto
más leo el artículo, más de acuerdo estoy, pero yo voy a darle una pincelada
particular.
Queremos que cuando nazcan
nuestros hijos, crezcan rápidamente, para que puedan ir a la guardería y así
reincorporarnos al mundo laboral. Ese trabajo que odiamos y que nos tiene
esclavizados, con horarios que no ayudan a la conciliación familiar y con
retribuciones que no llegan para acabar dignamente cada mes. Con una
insatisfacción por lo que hacemos grande, con relaciones personales cada vez
más distantes y menos agradables.
Eso sí, cuando ya les tenemos en
el sistema educativo que no crezcan, que se queden en formol. Su crecimiento
conlleva el nuestro y con ello dos cosas. Nuestra pérdida de juventud y el aumento de
problemas en nuestra vida. Las personas no queremos problemas, y cuando
más tarde aparezcan mejor .La sociedad está como está porque no quiere asumir
las consecuencias de los actos que realiza. Pero ningún tipo de acto y eso es propio de
LOS NIÑOS PEQUEÑOS, que con patalear y llorar
lo consiguen todo.
En dicho artículo indican que el
periodo de adolescencia se cifra en que acaba pasado los ¡¡¡26 años ¡¡¡, y que
por lo tanto, entras en la edad adulta pasado los 30. Los hijos llegan cada vez
más tarde, rondando los 40 y la tercera edad ya supera los 70. Es decir,
estamos consiguiendo alargar nuestra juventud. Ese es el objetivo.
Por otro lado, esos padres que no
quería ver crecer a sus hijos, se encuentran que al alargar su adolescencia no
terminan de irse de casa. Protestan por qué de 6 de Primaria a 1º ESO hay un cambio muy grande para niños
de 12 años, pero en cuanto terminan la Universidad que se emancipen. A buscar
trabajo, casa y a vivir su vida que ya es hora.
Increíble. A los 12 demasiado pequeños para pasar al instituto, a los 16
demasiados pequeños para saber que les interesa como estudios universitarios,
pero a los 22 que se vayan.
Pero si no saben hacer nada.
Recuerdo un artículo de hace meses, donde una empresa americana enseñaba a los
recién graduados universitarios a enfrentarse a la vida real. Estos habían sido
mimados desde pequeños, sus padres pidieron préstamos para sus estudios,
vivieron en colegios donde les hacían la comida, les limpiaban la ropa. Ellos
también hipotecaron su futuro con préstamos para que no les faltara dinero
durante esos años, algunos lo complementaron con becas y otros con pequeños
trabajos, pero en definitiva, terminaron y no sabían hacer nada de nada.
En España está pasando lo mismo.
Jóvenes muy preparados que no saben
hacer nada, que dependen de mama y papa con casi 30 años. Cuando por fin
son valientes y abandonan el nido, con cualquier contratiempo o dificultad
vuelven a él. El ejemplo es el de aquel
niño pequeño que en el parque intenta explorar los límites desconocidos y llora porque no encuentra a su madre. Queremos crecer, ser libres, tener nuestro
espacio o libertad, pero sin dificultades. Como lo primero ya lo tenemos en
casa y lo segundo no lo evitan en casa, pues sigamos en casa.
Los padres por otra parte se
quejan, pero les agrada tener a sus hijos en casa. Les da tranquilidad y alivio
saber que están bien, que no les pasa nada, que están protegidos. Aparece de
nuevo el infantilismo.
Los padres se vuelven jóvenes, o
eso se creen, por tener de nuevo a sus
hijos en casa. Y todo porque la relación es más estrecha, hemos mejorado la convivencia,
parecemos más amigos, se puede hablar con ellos de más cosas, son nuestros
confidentes, vamos juntos al gimnasio, sacamos al perro, etc etc.
La sociedad se ha infantilizado
por muchos motivos, pero citare algunas de ellos. Las pocas ganas por madurar,
el miedo a comprometerse, la angustia al fracaso, el pánico a la
responsabilidad de la vida adulta, la idealización de nuestra infancia y lo más
importante la protección de lo conocido,esto hace cada vez tengamos más PETER PAN.
No hemos conseguido el agua de la
eterna juventud, pero la hemos alargado. En
algunos caso retrasado hasta límites insospechados. En nuestras mentes
lo hemos conseguido y por eso la sociedad que estamos creando es la más
parecida a cuando éramos niños.
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