LIBERTAD, IGUALDAD Y FRATERNIDAD


Durante estos meses de comienzo de curso he pasado bastante tiempo reflexionando sobre la filosofía. Esa asignatura que estudie en C.O.U por el año 1987-88 y que me impartía una profesora llamada Delia. Poco recuerdo de la asignatura excepto un par de filósofos, mejor no enumerarlos para no hacer el ridículo. De la profesora poca historia más. La aventura de Platón y su caverna, una tutoría que me presente en pantalones cortos y me regaño,  y la que cambió el rumbo de ese curso un viaje en coche desde Getafe a la Plaza Elíptica de Madrid.

Fue un año de rebeldía y a mitad de clase decidí faltar e irme a dar una vuelta a Madrid. Casualidades, Delia paso por la rotonda del instituto cuando yo me escapaba de clase. Tenía un Citroen GS Palas marrón con suspensión de las antiguas. El coche parecía que se elevaba en el parking de profesores (dejo un enlace por si alguien no sabe de lo que hablo pulsar). Cuando de repente abrió la puerta de su coche y me dijo “¿vas para Madrid?, si quieres te acerco” todo empezó a cambiar.

No hablamos de nada importante, pero sus palabras denotaban cierta preocupación, cosa que no demostraba en clase pues era un poco “capulla”. Me dio a entender que comprendía que tirara la toalla y no siguiera estudiando, que para que hacer la selectividad con todas las movidas que había con las nuevas leyes universitarias, etc. Mejor trabajar y aprovechar el tiempo, para que perderlo sentado en una mesa del instituto.  Raro en mí, no contesté y cambie la conversación a otros derroteros.

No volví a pensar en la filosofía hasta el año pasado. Me tocó la suerte de ser  tutor de 1ª Bachillerato y tuve algún problema con mi compañero Daniel debido a los alumnos. Su ímpetu por la asignatura y su poca experiencia en la educación le llevaron a apasionarse demasiado con el grupo y tener conflictos emocionales. Intente mediar en los problemas y lo conseguí. Me interesé un poco por su asignatura, al contarme los derroteros morales a los que llevaba a sus jóvenes adultos. Después de tanta tempestad vino la calma y con ella el sosiego. El curso paso y me olvide de todo.
Pero este año mi hija hace 1º Bachillerato y también cursa dicha asignatura. Empezó a leerse un libro titulado “El mundo de Sofía” y tuve que darle alguna que otra ojeada. Cuando escribo estas líneas todavía no lo he acabado, pero todo llegará. Pero entonces apareció Merlí. Mi hija comenzó a ver la serie de un profesor de filosofía que a través de los filósofos va contando una serie de aventuras a una clase de instituto de la cual es tutor.

Las peripecias son variadas, y la vida del protagonista de órdago. En uno de los capítulos salió las tres palabras que dan título a la entrada “libertad, igualdad y fraternidad”. Y sobre ellas quiero hablar, más bien de la tercera pero repasaremos todas.

Veamos una a una.

Libertad: Facultad y derecho de las personas para elegir de manera responsable su propia forma de actuar dentro de una sociedad.

En una sociedad cada vez más complicada todo el mundo pide LIBERTAD, más LIBERTAD. La definición da una palabra clave para poder tenerla “responsable”. Hay que ser capaz de serlo, en caso contrario se convertirá en libertinaje: Libertad excesiva y abusiva en lo que se dice o hace. Y eso es lo que parece ocurrir en estos tiempos. Parece que no hay fin para tener libertad. ¿Cuánta libertad queremos? ¿Cuánta libertad podemos tener?
Muchas veces nuestra libertad ocasiona la perdida de ella en otra persona, bueno no toda pero si una parte. Coarta a la otra persona de actuar en total libertad. Hay empieza uno de los errores del mundo en que vivimos y bien lo saben los padres de dicha frase, los revolucionarios franceses. En poco tiempo pasaron de la libertad de la Revolución (1789) al periodo del Terror (1893-94) de Maximilien Robespierre.

Parece tan lejos pero lo tenemos tan cerca y no nos damos cuenta, pero cada uno con su pequeña o gran contribución, ayuda a que dicho termino se vaya oscureciendo.
El siguiente término de su frase era:

Igualdad: Condición o circunstancia de tener una misma naturaleza, cantidad, calidad, valor o forma, o de compartir alguna cualidad o característica.

Una Francia igual y justa para todos. Sin Reyes, Aristocracia e Iglesia, con un pueblo que pudiera gobernar sus propios designios.  Que confundidos estaban y que confundidos han hecho estar a los demás. Parece que no haya pasado 220 años y las cosas siguen igual. Protestas, revueltas, huelgas, descontento, la ultima el 17 de noviembre del 2018. El movimiento de los chalecos amarillos (gilets jaunes, en francés) saca músculo. 124.000 personas se han movilizado por toda Francia para protestar contra la subida de los impuestos de los carburantes.

Todas las revoluciones de finales del S XVIII, XIX y XX no han servido para nada, bueno para poco. La igualdad que todas ellas presagiaban han terminado en papel mojado, escritas en constituciones, formando parte de democracias pero en realidad no hay igualdad en el mundo. El ser humano es diferente por naturaleza y por lo tanto la diversidad está en su propia naturaleza. Queda bien en épocas de opresión por un enemigo común, donde las masas se unen para acabar con el yugo de la opresión. Una vez conseguido, son los propios vencedores los que vuelven a las andadas, diferenciando ganadores de vencidos y estableciendo estratos entre la gente que les apoyo.
Se forman pactos de colaboración internacional, ONG de ayuda en el mundo, programas de desarrollo y todo aquello que publicite la igualdad entre todos. Escuchando el telediario esa idea se evapora en segundos.

Y viene la tercera.

Fraternidad: Afecto y confianza propia de hermanos o de personas que se tratan como hermanos.

Como hermanos…..suena como algún pasaje de la biblia. Se suponía que todos estos cambios revolucionarios se producían para acabar siendo una sociedad igual que si fueran tu familia. Es decir todos los miembros emparentados, bien avenidos como las buenas familias. Quedan pocas familias así y en eso no cayeron.

Por otro lado, nuestros revolucionarios quisieron acabar con la Iglesia pero introdujeron la palabra fraternidad. Me suena un poco a lo siguiente “Jesús dice a sus discípulos: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado» (Juan 13, 34).” que ilusos.

La verdad que la sociedad se está comportan como se está comportando la familia ….cada vez más desestructurada. No contaban nuestros revolucionarios con la evolución que iba a tener la familia y por lo tanto, los problemas que iba a tener la sociedad si quería comportarse como ella. Es la menos utilizada de las tres palabras y rápidamente comprendimos que era imposible utilizarla sin habernos concienciado de las dos anteriores. ¿Cómo vamos a comportarnos como hermanos con la falta de libertad e igualdad que hay en esta sociedad?

Me gustó esta reflexión sobre la filosofía “La finalidad fundamental de la enseñanza de la Filosofía debe ser suscitar en el alumnado la conciencia de los problemas fundamentales de la ciencia y de la cultura, de modo que la reflexión personal y libre sobre los valores y la condición humana fundamenten su conducta de cooperación social. Expresamente se precave contra el adoctrinamiento, insistiendo en que se trata de enseñar a pensar por uno mismo. Por eso, la libertad de investigación y de discusión son condiciones necesarias. Más que transmitir verdades adquiridas se trata de enseñar a ver los problemas y ayudar a resolverlos, sirviendo nuestra opinión como un medio más.” Dª. AMPARO PÁRAMO CARMONA IES Pedro Antonio de Alarcón, Guadix, Granada, España.

Creo que nuestra sociedad no reflexionó suficientemente sobre las palabras que se pronunciaron en la Revolución Francesa y han pasado por alto muchos de los motivos que la indujeron. Todavía estamos a tiempo de cambiarlo y convertir este mundo en una familia más amigable. No es necesario hacerlo de hoy para mañana pero tampoco esperar esos dos siglos que han pasado desde el inicio de dicha revolución.

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