CONFIA EN TU PATITO FEO

El patito feo del escritor danés Hans Christian Andersen  se publicó por primera vez en noviembre de 1.843 y aunque tiene ya casi doscientos años, sigue siendo una historia que gusta en la actualidad a grandes y pequeños por igual.



El cuento es un reflejo del autoestima y la confianza en si mismo, por encima de lo que piensan los demás, y en un momento social tan difícil para nuestros adolescentes que mejor que tratar con ejemplos este cuento.

Quería mirarme en mí y saber si todos fuimos un poco PATITO FEO y creo que si. En algún momento de la vida lo hemos sido, igual que hemos sido un bello cisne. La vida esta montada para tener altibajos, y como yo les digo a mis alumnos, ES DIFICIL CONSEGUIR LA FELICIDAD PERO NO LO ES CONSEGUIR SER FELICES.

Empiezo con mi discurso que esta centrado en el voleibol, esa segunda vida que me alegra y atormenta por igual. Ya son más de 40 años conviviendo con él y aunque muchos piensan "que suerte ha tenido" la suerte no existe continuamente, esta se acaba y entonces queda el trabajo y la justicia.

Cuando empecé a jugar siempre me sentí un patito feo, no era ni el más grande, ni el más rápido, ni el más alto, simplemente era uno más. No destacaba en nada, bueno en que me gustaba, que no faltaba a entrenar, que aprendía el juego con bastante rapidez. Nada que no hicieran otros cuantos de mis compañeros. 

Por esta razón comencé a jugar de colocador, había compañeros con más envergadura que podían ocupar esas posiciones definidas para el ataque. Con los años generé un gran sentido competitivo, una personalidad dura y una disciplina férrea, lo que me hizo ser valiente en el juego. De esta manera aunque la envergadura era la que era, me trasladaron a la posición de receptor. Otros compañeros no iban a entrenar tanto, durante la competición tenían dificultades en desarrollar su juego, eran imprecisos cuando convivían con la presión y sus tomas de decisiones no eran en muchos casos las acertadas en ese momento del juego, le llevo al banquillo y más tarde a abandonar el juego. Pase de alevín a infantil y más tarde a cadete y mi protagonismo mejoró. La historia del patito feo

Por fin jugaba y tenía mi presencia en el campo, pero el equipo era flojo, de los últimos de la Liga, por lo que decidí mejorar y fichar por otro equipo. Las criticas por parte de mis compañeros fueron duras, muchos años de convivencia y no entendían que le dejará en la estacada ahora que era uno de los lideres del equipo. Simplemente salir de la zona de confort para mejorar.

Cuando llegue al nuevo equipo volvió de nuevo la historia del patito feo. El entrenador no me mintió, sería el último de la partida y éramos 16. Me tiré sin jugar, "solo entrenando", más de 6 meses pero cuando los demás iban cediendo yo continuaba, y por fin por descartes nos quedamos 12 en el grupo. El mister de nuevo no me mintió, era el último del grupo antes de irnos de vacaciones. Mucho tienes que trabajar para poder darte minutos durante la temporada.

Septiembre llego y con el la maldita pretemporada. La realidad era la siguiente, el 4 receptor que solo saldría si los otros tres fallaban lo que no estaba escrito. Llego el primer partido en octubre y jugábamos contra los americanos de la Base Aérea de Torrejón (temporada 1989-90). El voleibol era muy distinto, balón blanco MIKASA, set a 15 puntos, solo puntuaba el que sacaba, que solo podía sacar en un espacio de 3 m en zona 1, sin líberos, sin poder tocar la red en el saque, etc etc.

Uno de mis compañeros no fue al partido y entonces tenía la oportunidad de ser el tercer receptor ( por descarte). A uno de los otros la cosa no se le dio bien y mi entrada en el juego supuso el poder ganar un set y ser bastante competitivos en el resto. No recuerdo el marcador ( creó que perdimos 3-1) pero las sensaciones fueron buenas.

Aporte cosas que traía de fabrica, ganas, intensidad, agresividad, personalidad, y algo que no sabía en ese momento LIDERAZGO. Aporte esa frescura que tenía y que los demás no sabían o no podían darla. Recuerdo que uno de mis antiguos compañeros, a los que deje tirados, vino a verme meses después a un partido. Tomando unas cervezas me confesó que ahora entendía lo que yo quería. MEJORAR en un equipo que era MEJOR, seguir creciendo y aprendiendo en cada momento.

Así pasaron varias temporadas y mi juego se fue afianzando, pero la llegada de nuevos jugadores, nuevo entrenador y demás volvieron a colocarme en la rampa de salida. Jugaba en 1ª Autonómica y me habían intentado fichar un equipo de 1ª Nacional ( entonces la categoría anterior a la División de Honor máxima categoría del voleibol nacional). Decidí quedarme pero el entrenador tenía otros planes. Me quede sin sitio en los dos equipos.

En una noche lluviosa de finales de septiembre, hable a la salida del entrenamiento con el mister, y este me dijo que podía ayudar en los entrenamientos si quería. Que esa semana me la tomará de libre para poder armar el su equipo, y que la siguiente esta invitado. Era un martes y así quedo la cosa. 

El jueves de descanso estaba en casa y sonó el teléfono bastante tarde ( entonces era el año 1994 y los móviles no estaban al alcance de todos). Era el entrenador, me dijo que en el entrenamiento uno de los compañeros se había lesionado y que tenía mala pinta ( hubo que operarle al final, no recuerdo si de menisco o ligamento de la rodilla) si podía ir el viernes y a un Torneo a Miguelturra (Ciudad Real) que era el sábado.

Sin equipo, las opciones eran de nuevo ser patito feo y volver a crecer. Fui el viernes y el sábado al Torneo. En el primer partido casi no jugué, salí por un central al saque y recibí por el (recordamos que no había liberos). Ganamos y nos metimos en la final contra los anfitriones.

Los dos primeros set no mejoraron mi presencia en el campo, perdimos los dos y el tercero iba por los mismos derroteros. En ese momento se produjo un cambio y aparecí en pista. De nuevo todo cambio y pasamos a empatar el partido 2-2 y jugarme la bola de partido donde un block-out me dio en mi coleta cuando ya se iba fuera. Luego una finta equivocada nos llevo a perder 3-2. Ojo, me jugué dos de las últimas pelotas habiendo salido del banquillo, la otra un compañero de fatigas como Toni.

Cambio mi rumbo, empecé a jugar en el Torneo de Presentación del club y cuando comenzó la Liga fui titular. De Despedido a Titular, con las mismas armas que anteriores temporadas. Sin faltar al entrenamiento, confiando en uno mismo , aportando cualidades que los demás no tenían o no sabían sacar, sin desfallecer en el esfuerzo, liderando cada vez que hacia falta y cooperando cuando era menester.

Alguien diría, ya esta , no tenías nada más que demostrar. MENTIRA, siempre hay que demostrarse a uno mismo que puedes mas.

En la temporada 2002-2003 se reunión un grupo muy potente para intentar ascender de 1ª Nacional a Liga FEvb ( la actual SM2). La Universidad Complutense había desaparecido y varios de esos jugadores recalaron en el equipo. Además algunos jóvenes jugadores subían desde abajo y alguno de la Permanente regresaba a casa como hijo prodigo. 

La competencia era brutal y parecía más importante la altura ( todos enormes jugadores) que las habilidades del juego. Fue una temporada dura donde la resiliencia se puso a prueba. Un partido en Villalba ( duro rival siempre) marco el cambio. De nuevo con un ajustado 1-1 y un tercer set casi perdido me dio entrada al campo. Un milagroso 3-2 nos hizo mantenernos en el liderato y jugárnoslo contra Voley Guada.

Conseguimos meternos en la Fase de Ascenso y allí volvió a cambiar mi suerte. Primer partido contra Cisneros con Tomy y Hector Lopez además de un central brasileño que era una mala bestia. El partido no comenzó como queríamos y el compañero que me sustituyo en la rotación inicial fallo varias recepciones y ataque. Después del segundo tiempo muerto  el mister me cambio por el para darle indicaciones y que recobrara la confianza perdida. 

No HIZO FALTA, yo tenia suficiente, la suficiente para que mi equipo consiguiera el objetivo. Junte y animé a Joseón, Raul, Amo, Tito, Pedro y Julito para levantar el marcador por 3-1 . Me dedique a mostrar de nuevo lo mejor de mi, de confiar todo lo que podía en mi juego, de sacrificarme por cada una de las pelotas que quedaban sueltas y de gritar a cada uno de los rivales "LO MIERDA QUE ERAN EN COMPARACIÓN A NOSOTROS". 

Si es verdad, no fui un jugador modelo, no tenía unos modales para compartir en las mejores veladas, mis maneras no eran nada refinadas, mi vocabulario no era para tener una cita en la Zarzuela, ahora, solo con eso no se juega. Tiene que haber algo más para poder compartir cancha con esos tipos y que el resto te valore por tu juego no por tus formas. Y creo que había muchas habilidades en mi juego.

La primera, yo sabía que no era un PATITO FEO y trabaje por demostrarlo. Sin escusas, duro y concienzudamente, semana tras semana desde los 10 años hasta los 40 que me retiré en SM2 jugando en Palma.

Si a alguien le ha sonado pretencioso, no puedo cambiarle su opinión. No todo fue un camino de rosas, pero di todo lo mejor que tenía. Sacrifique mucho para no ser un patito feo y el voleibol me lo agradeció. Espero que TU no te conformes con ser un patito feo y seas el mejor de los CISNES.

 


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